jueves, 8 de noviembre de 2007

Neikos va al banco. Capítulo I

No sé si recordareis una colección de libros de un tal Teo, de cuando éramos pequeños. Los libros hablaban de un niño pequeño que se iba un día al zoo, otro al circo, etc. El otro día a mí, en cambio, me tocó ir al banco.

Todo empezó cuando llegué a esta bonita ciudad:

Cuidado -me decía mi hermana- en cuanto te descuides los cajeros de los supermercados te van a rayar la tarjeta de crédito, que son muy animales, y te quedarás con el culo al aire.

Ya casi lo había olvidado cuando fui el otro día a comprar lo necesario para deslumbrar a mis compañeras de piso con una estupenda lasaña. Porque no habré hecho nunca un brownie, pero no me preocupa porque mis pimientos están mucho mejor. Seguro!! [Sí, rotulator, me entra pelusa, qué pasa!]. Así, iba a a pagar con mi preciosa visa Jeanne con foulard cuando me dijeron -mientras machacaban mi pobre tarjeta a través del lector- que sorry, que mi flagante tarjeta no tiraba más. Mierda, como iba a funcionar si le estaba arrancando la banda magnética como si fuese un rascaygana.

Al final, el amable cajero metió los números a mano y pude irme sin pasar por la casilla de comisaria. Eso sí, se pasó diez minutos de reloj (y una cola digna de ser recordada) tratando de comparar la firma de mi pasaporte con el guruño que había hecho en el recibo del supermercado. Y es que si uno tiene mala letra no puede llegar a ser ni terrorista ni narcotraficante.

En realidad el problema era gordo, ya que me encontraba con un alquiler sin pagar y sin un puñetero duro en el bolsillo. Pero gracias a las nuevas tecnologias y a mi amiga la Molinera pude salvar el bache. Sin embargo, decidí que ya había esperado mucho tiempo y que debía ser valiente y dar un importante paso en mi vida: tratar de abrir una cuenta en el banco.

Si uno necesita una cuenta en un banco en españa, no hay ningún problema: elige el primero que pilla, dice que quiere abrirse una cuenta y listo. A lo mejor no me acuerdo y es más complicado, pero estoy seguro que no es nada comparado con lo de este pais. Y es que, he visto cosas que nunca imaginaríais...